La ciudadela quedó definida por un primer  recinto de perfil renacentista, aunque reforzado con baterías del siglo XVIII,  compuesta de torreones unidos por murallas y comunicada por la puerta de Santiago  con el  segundo y tercer recinto, de este  sistema renacentista pasaremos al abaluartado, ya que las viejas defensas  renacentistas no estaban diseñadas para soportar los nuevos avances de  artillería. Los baluartes aparecen relacionados en un frente compuesto, donde  unos apoyan a otros, y además era necesario remodelar las fortificaciones  existentes.
La construcción y remodelación de la línea del segundo y tercer recinto  no era suficiente, el atacante podía batir a la Ciudadela desde la altura  cercana denominada el “Cubo o cerro de la  Horca”. 
Desde ese momento el principal problema para la ciudad se centró en el padrastro del Cubo o cerro de la Horca, y se convertía en  su principal pesadilla en caso de que la artillería enemiga pudiera asentarse  sobre él y desde donde podían realizar un continuo asedio a la Ciudadela. Por  este motivo se replantea otra nueva línea defensiva que diera un margen de  seguridad al núcleo central y así  nace  el cuarto  recinto, con el fin de alejar del alcance de la artillería  ofensiva a la Ciudadela. 
La  obra no fue fácil, debido a los desniveles del terreno,   ya que está en la parte interior, la continental, fuera del  peñón calcáreo o Ciudadela. Para ello se planeó ocupar el Cubo  o cerro de la Horca,  donde hoy está el Parador Nacional de Turismo, con el fin de asentar y  consolidar sobre su altura una serie de defensas, por ese motivo en 1.732, se  comienzan a construir los fuertes de Victoria Chica, Victoria Grande y el del Rosario.  Por  otra parte en la zona baja de huertas, se reconstruye el fuerte de San Miguel y entre ambas  distancias surge una cortina jalonada con otros fuertes como el de San Carlos (cerca  del hotel Rusadir) y la Plataforma.  Todos  los fuertes estaban preparados para resistir la artillería presentando en sus  interiores bóvedas a prueba de bomba, que servían como almacenes de materiales  o de pólvora. 
Más adelante con el proyecto de 1.752,   también se reforzó la estructura urbana del primer Recinto, con la  construcción de edificios principales como el Hospital del Rey, los Almacenes que se construyen en el último tercio del siglo XVIII: Florentina, San Juan y Peñuelas, así como la Maestranza y otros cuarteles. Entre 1.774 y 1.775   se puso a prueba la defensa de la ciudad, ya que el sultán  de Marruecos pone asedio con un ejército con  medios militares y artilleros (unos cuarenta mil soldados), siendo notable el valor y arrojo de la  guarnición (unos tres mil quinientos  soldados). El 9  de diciembre de 1.774 con el sultán de Marruecos, Muley Mohamed Ben Abdal-Lah, Mohammed  III (1.757-1.790) al  frente, acompañado por sus dos hijos los príncipes Mulai Ali, Mulai Maimon y  Mulai Abderrahaman  y sus generales,  inició el asedio  de la Ciudadela con el intento de asaltarla. 
El monarca marroquí había roto con el asedio, el tratado de paz y  amistad firmado unos años antes con el rey español Carlos III (1.759-1.788). La ciudad fue objeto de duros  bombardeos (8.200 bombas y 3.207  cañonazos) y de  escaramuzas por parte de las tropas invasoras dispersas a lo largo de la  ciudad, que fueron repelidas por los escasos habitantes de la ciudad,  comandados por un valiente septuagenario, el mariscal de campo Juan Sherlock, de origen irlandés, que tras la  incorporación de refuerzos desde la Península sumaban 3.251 hombres y se defendió con  117 cañones y 24 morteros. 
El asedio se prolongó por espacio de  cien días, hasta la mañana del 19 de marzo de 1.775, momento en el que el  sultán ordenó poner fin a la operación, el sitio provocó 584 heridos y 105  muertos en la Ciudadela,  entre soldados y desterrados, los cuerpos fueron enterrados en "la bóveda de las Ánimas, Patio de Tahona,  Bóveda de la Soledad  y en los alrededores de la iglesia de la Purísima Concepción". 
 Cuarto Recinto
 El  cuarto recinto fortificado data de la segunda mitad del siglo XVIII,  principalmente construido durante el reinado de Carlos III y significó la  apertura al campo exterior de la antigua plaza o Ciudadela. Se abandonó el istmo y se amuralló un recinto en donde  estaban las huertas y el cementerio de la ciudad. Asimismo esta fortificación  sirvió para proteger el entramado de galerías subterráneas que servían de  salida al campo exterior y a la vez, de protección contra las minas. De hecho,  en este recinto existen todavía caminos subterráneos con diferentes ramales de  varios kilómetros de longitud, que parten de la Mina   Real que tiene como origen el primer Recinto, en la zona del foso  y baluarte de Santiago. Desde la Administración Local  siempre se ha tenido como objetivo, la habilitación de  estas galerías para su visita pública que  actualmente (a partir 2.008) se están llevando a cabo. Los  edificios construidos en la zona en los últimos años, han cegado  definitivamente algunos tramos de la red de galerías. En la leyenda popular  figura, que eran tan largas que llevaban hasta el monte Gurugú, verdadero  guardián del territorio.
En cuanto a la estructura del cuarto  Recinto, está enclavado en una colina denominada como se ha comentado,  "altura del Cubo o cerro de la Horca", máximo  nivel de cota de Melilla antigua. En  su cima se construye el conjunto defensivo principal y más importante del  cuarto recinto, verdadera atalaya de la ciudad y que estaba  formado por los fuertes de Victoria Grande (B), Victoria Chica (C)  y  del Rosario (A). Desde allí (Cubo o cerro de la Horca) desciende el recinto de forma amurallada (Plataforma  (D) y fuerte San Carlos (E) lentamente hacia el llano, hasta  topar casi con el río de Oro (antiguamente  tenía por ahí su cauce), posteriormente fue desviado a su cauce actual. En ese extremo  estaba el fuerte  de San Miguel (F) que hoy día no existe. En el espacio  hoy ocupado por la carretera que asciende hacia la Alcazaba(G) existía un paño de muralla que unía  a éste último con el tercer Recinto. 
Por el otro lado, la altura del Cubo o cerro de la Horca limitaba con  "la cortadura", un corte en  pleno acantilado, que impedía la entrada o salida al recinto por el litoral, y  descendía con una muralla sobre el borde del barrio de la Alcazaba hasta llegar a la puerta del baluarte de la Cinco palabras o torre de Alafia (nombre que  significaba paz o tregua),  correspondiente al tercer recinto. El Cuarto Recinto será  construido por completo, cerrándose definitivamente a mitad del siglo XVIII con  ampliaciones de terrenos ganados al mar en el siglo XIX.
(Desde el Parador podemos observar toda la  ciudad y el foso descendiente junto al Parque Lobera, las murallas aspilleradas  y los fuertes con los barrios adosados, que formaban el Cuarto Recinto).
Para ocupar posiciones periféricas de  la Ciudadela  y en un intento de flanquear el cerro  que  dominaba la ciudad, se construye el fuerte de Santiago (1.893) cerca del baluarte de las cinco Palabras, para  preservar el ataque de caballería procedente de la altura del Cubo o cerro de la   Horca, este fuerte protegía la entrada de la ensenada de los  Galápagos, por el lado noroeste. Ahora, sólo quedan algunos restos  de su cimentación en la roca, en su base está el espacio que se utilizó como  cantera "Los Coralillos"  y  donde existen algunas cuevas por las que se accedía al cuerpo de Guardia.
  Otras  de las reformas realizadas fue la del fuerte de San Miguel(F)  situado al oeste (hoy Plaza España), a la margen izquierda del río  Mudur (de Oro), se construye sobre las ruinas de otro viejo fuerte el de Santa Ana en 1.707, construcción en su origen fue efectuada con piedra y  barro, entre el año 1.714/15 se comunicó a través de un conjunto de minas con  la Plaza. Fue reedificado y reforzado  en 1.733 con nuevos materiales, contando a partir de esa fecha con foso y puerta levadiza, lo que confirió a la zona una mayor  protección de los ataques enemigos (asedio de 1.715). Era de planta cuadrada con buena  capacidad para cañoneras y explanadas de mortero y su interior estaba concebido  con bóvedas capaces de resistir fuegos artilleros. Tenía  una capacidad para 50 hombres. Las defensas  que poseía eran frontales y con el objeto de flanquear el foso se realizaron  galerías atronadoras en su contraescarpa (foto  1.914). Estaba unido al fuerte de San Carlos por una empalizada  corta que en 1.774 fue sustituida por un lienzo de muralla.
  Fue parcialmente demolido en el año 1.940 para ampliar la calle y en  1.970 para la construcción del hotel Ánfora. Tenía un muro aspillerado junto al Rastrillo de Espadas, en lo que fue  la contraescarpa del foso de San Miguel,  obra realizada por el ingeniero Juan Martín Cermeño. (Al final están los planos)
Concluidos estos fuertes se replantea  la fortificación permanente del Cubo o cerro de la Horca, así en 1.703 se  comienzas los trabajos para fortificarlo. Se empieza la primera zona con la  construcción de los fuertes de Vitoria Chica, Vitoria Grande y el de Rosario,  todos ellos junto a la torre de Santa Lucia y la garita de San Bernardo,  esta posición era clave para la conservación de la ciudad. 
  En 1.734 se reconstruye el fuerte de San Miguel por Juan Martín Cermeño (Zermeño) (Teniente de Rey e ingeniero), de forma más sólida y a su izquierda se  levanta sobre el antiguo apostadero de los “Granaderos”,  una torre circular parecida a la de Santa  Lucia, llamada Santa Bárbara(situada  en las inmediaciones del actual Banco España) y en 1.750 se construye el muro que une  esta torre con el fuerte San Miguel y  otro hacia la luneta  de Santa Isabel (demolida para  construir la antigua comandancia de la guardia civil). Así, quedaban cuadránguladas y protegidas las  tierras de cultivo.
  En la línea defensiva entre el fuerte de Vitoria Chica y San Miguel se  construye el fuerte de San Carlos en  1.759 (cerca del hotel Rusadir), estos fuertes estaban  preparados para recibir artillería y su interior estaba a  prueba de bombas y en ellos se guardaban los  materiales y pólvora. En el llano se consolida las murallas con la construcción  de la Plataforma reducto rectangular con troneras construido en 1.783, hasta enlazar con el fuerte San Miguel y desde aquí se continúa  la muralla hasta cerrar el recinto y se repasan los fosos. El dominio de un  punto iba precedido de una acción de mina que lo comunicase con la Ciudadela, de esta forma  se constituyen las galerías de comunicaciones. Una vez ocupado el Cubo o cerro de la Horca, se construye el  sistema de comunicación subterráneo para unir los fuertes de las Victorias y el de Rosario y con esto aparece  terminado el cuarto recinto como un conjunto defensivo. 
Este cuarto recinto se consolida en  tres zonas: la de altura denominada la Alcazaba, la parte baja  de huertas como el Mantelete y los espacios interiores de la Alcazaba.
Primera Zona.
  Constituye una pequeña ciudadela  formada por fuertes torres, garitas y murallas, situada en la zona predominante  del “Cubo  o cerro de la Horca”, fuera de la roca calcárea, esta zona formaba una  verdadera atalaya de la ciudadela. Para evitar el problemático cerro, que dominaba  perfectamente la ciudad, es ocupada su altura por el gobernador Antonio  Villalba y Angulo (1.734-1.757) en 1.734 y comienzan  los trabajos para fortificarlo.
Fuerte del Rosario (A).- 
Cuando se fortifico el cerro de Horca Colorada, se construye como  apostadero en el extremo norte del Cubo (1.736) el fuerte del Rosario,  que cerraba, junto con la Cortadura  de su nombre, el cuarto recinto por su vértice norte. Está situado a  vanguardia del fuerte de Victoria Grande y le servía de defensa de flanco. En principio estaba aislado de Victoria Grande y se comunicaba mediante  un ramal subterráneo. Posteriormente se construyó un muro con aspilleras que  los unían, ante la necesidad de reforzar las defensas de la ciudad. Era de  mampostería cuadrado, sus defensas eran frontales para fusilería y cubría la  parte externa de la línea, la muralla  se remataba con manteletes atronerados, o sea, piezas de madera o de metal que  se balanceaban sobre las almenas entre los merlones consecutivos, como ofrecía deficiencia, después del asedio de 1.774-1.775, en 1.778, se transformó el muro en una batería, además ampliaron sus flancos con baterías asentada sobre  una explanada con escarpa revestida de mampostería, terraplenadas para formar  tenazas con el fuerte de Victoria Grande,  cerrándolo por la parte de mar, y a parte se consolida la construcción de  cañoneras con parapetos y explanadas para morteros, como todos los fuertes eran abovedados en  su interior con cuatro bóvedas que servían para alojamiento de tropa y  comunicado con la galería de minas. En su lado  norte se excavó un foso vertical en el litoral, en los acantilados, para  impedir la entrada en el recinto por la costa (Ver  detalles abajo en planos).
Junto con los fuertes  de Victoria Grande y Chica, soportó gran parte del peso del asedio de  1.774-75, sufriendo ataques desde las minas marroquíes que llegaron a volar un  hornillo en las cercanías del Rosario el 16 de enero de 1.775, voladura que no  produjo daños en el fuerte. Amenazado desde el ataque de la Puntilla, sus  defensores sufrieron varias bajas por casco de bomba y disparos el 19 de enero  de 1.775.  Con el fin  del asedio marroquí no acabaron los ataques y escaramuzas sufridas por el Rosario.
  El  12 de septiembre de 1.790 el fuerte del Rosario  y Victoria Grande fueron atacados con granadas de mano. El 23 de junio de 1.791  se repite el ataque con granadas de mano, el 19 de agosto de ese año fue  mortalmente herido estando de guarnición en el fuerte Lorenzo Daplat, del regimiento de Brabante y el 17 de diciembre los  guelayenses intentaron quemar la estacada del Rosario pero fueron rechazados  sufriendo varias bajas y dejando un cadáver en el campo. Este cadáver lo  rescataron tras pagar una vaca, tres terneros y dos carneros. Los  francotiradores no eran la única amenaza que se cernía sobre el Rosario. 
La cercanía de los ataques de la Puntilla y Ataque Seco  favorecían las emboscadas a los soldados y paisanos que se alargaban de la  protección del fuerte. El 19 de marzo de 1.789, unos guelayenses se acercaron  al fuerte con el pretexto de vender gallinas y cuando dos soldados salieron a  comprarlas les atacaron hiriendo a ambos. 
  La necesidad de realizar obras de  reparación en el fuerte, fue motivo de una victoriosa salida de la guarnición  melillense el 7 de noviembre de 1.849. Se trataba de asegurar el terreno para  poder construir un parapeto de sacos terreros que cubriera a los trabajadores  encargados de las reparaciones. Las tropas salieron en tres columnas por San Ramón y Rosario, Rastrillo de espadas y  Mantelete. Se tomaron todos los ataques que cercaban la plaza y la  vanguardia española ocupó y saqueó el cuartel guelayense de Santiago. Levantado el parapeto que permitiría trabajar con  seguridad en las murallas del fuerte del Rosario,  se ordenó que las tropas se retirasen. Con la construcción de los fuertes  exteriores, (quinto  recinto), el Rosario perdió su función  de defensa avanzada de Melilla y poco a poco quedó relegado al abandono y el  olvido. (Al final están los planos)
Construido sobre 1.735/36 y utilizando el sistema de “cava y barrera”, de forma triangular, con estructuras de maderas desmontables para engañar al enemigo y con la finalidad de dominar la altura del Cubo o cerro de Horca y las obras exteriores de la Ciudadela, fue un gran proyecto que queda reflejado en su nombre.
          En 1.748, el melillense Juan Antonio de Estrada  señalaba que “predomina la Plaza sobre la cabeza de la Ramblilla... con  diez y seis cañones, que señorea toda la campiña, su foso, camino  cubierto, estacada y mina se dan la mano con las demás de la Plaza, obra  importante pues cubre y repara todas las obras y fortificaciones de  esta importancia”.
Situado en la máxima cota de la colina,  contaba con amplia capacidad de artillería, (Capacidad para dieciocho piezas  de artillería) llevó el peso de la  defensa al asedio a la   Ciudadela en 1.774/75. Formaba tenaza con el de Rosario y Victoria Chica, poseía diez  cañoneras en sus caras y las explanadas estaban preparadas para cinco morteros,  como todos los fuertes eran abovedados en su interior y comunicado entre si. Cada cañonera tenía coronado sus merlones por un mantelete atronerado con  el objeto de servir de parapeto a los que servían las piezas y quedaban  rematada con arco de ladrillos, coronando sus merlones por cubrecabezas  aspillerado con el objeto de servir de parapeto a los fusileros y a los que  servían las piezas. La  puerta principal está en la gola, tenia un foso con un puente levadizo, este  foso era defendido por dos caponeras y desde este al camino cubierto se hacia  mediante rampa y para defender su camino de ronda existía una luneta o cuerpo  de guardia llamado San Antonio Alto.
          Este fuerte, como los demás del  cuarto Recinto, disponía en su interior de una galería subterránea que los unía  al resto de los recintos fortificados
Con  fecha 22 de octubre de 1.906 se dicto el Real Decreto para la extinción de los  Presidios de Melilla y Ceuta, una vez extinguido el Presidio del segundo  recinto, se estableció en Melilla una cárcel de carácter civil, dependiente de la Dirección General  de Prisiones y regido por funcionarios civiles, conforme a las nuevas norma  para regular los aspectos del tratamiento y régimen penitenciarios. 
Esta nueva cárcel, se ubicó en este fuerte de Vitoria Grande, una vez  desartillado y perdido su destino militar, en este edificio ya estaban alojados  101 presos, trasladados en junio de 1.906 del extinto Presidio de las Islas  Chafarinas. En esta  añosa fortaleza se instaló en la primavera de 1.908 la primera estación  radiotelegráfica de las que ha prestado servicio en la ciudad, que mantenía  comunicación con Almería gracias a una enorme antena sustentada en un poste de 51 metros de altura  emplazado delante de su puerta de acceso. 
 
 
  Junto a los acontecimientos gloriosos, Victoria Grande también tiene un  pasado oscuro y terrible al convertirse en lugar de reclusión de luchadores por  la libertad y la democracia en España. Desde  la época  de Fernando VII (1.808-1.833)  hasta la de Francisco Franco.
 
  
    Este  fuerte desde aquellos primeros años del siglo XX ha sido establecimiento  penitenciario civil de Melilla hasta el año 1.993, en esta cárcel Carlota O‘Neill de Lamo vivió  las experiencias que luego reflejaría en el libro “Una mujer en la guerra de España”.
En 1.993  se inauguró el moderno Centro Penitenciario  sustituyendo a este, que  se encontraba  en malas condiciones, quedó deshabitado y carente de vigilancia, pronto sirvió  de refugio para inmigrantes y cuantas gentes sin techo que estaban en la Ciudad.
En  la actualidad está en ruina y en espera de un convenio de compra por parte de la Administración, ya  que es propiedad privada, esta bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril  de 1.949, y la Ley  16/1.985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
En estos días de diciembre  de 2.010 se ha conocido la propuesta de AMEU, una organización de estudiantes  universitarios melillenses para convertir el complejo de fuertes de Victoria  Grande y Chica en un centro comunal para actividades artísticas, denominan esta  interesante iniciativa como " Proyecto  Victoria Joven". 
Fuerte Victoria  Chica (C).-
A primeras instancia en 1.732 se  construye como fortín de madera, para pasar al año siguiente a reconstruirlo de  mampostería, es el primero de los fuertes construidos en la altura del Cubo,  sirvió para apoyo de construcción del fuerte  de Vitoria  Grande, su forma  constructiva fue de luneta y carecía de defensa en sus flancos, al ser todas  frontales de fusilería y contaba con parapetos y atronadores de madera. En  1.778 después de los desperfectos del asedio, se reconstruyo con una batería  terraplenada y con siete cañoneras, en dirección noroeste, con la intención de  formar tenaza, ofreciendo dos frentes y una explanada para dos morteros que se  ampliaron a cinco en 1.790.
Tenia una bóveda en su interior a la que se accedía por la garita de su  explanada y una mina subterránea de comunicación.A la  izquierda, el fuerte de Victoria Chica; a la derecha, el fuerte de Victoria Grande, este espacio  entre ellos antaño era parte del foso que rodeaba al último fuerte y en 1.919  fue cegado perdiéndose el puente de acceso al fuerte. El nombre de Victoria a  estos fuertes es en honor a la Virgen de la Victoria, patrona de la ciudad.


  Y por ultimo se  refuerza la altura con la construcción de la garita de San Bernardo a la retaguardia de este fuerte. El  garitón de San Bernardo (1.793), por el que se accede a la bóveda interior del  fuerte y donde llega una mina subterránea de comunicación con todo el recinto
          Como hecho a destacar en este  recinto, los disparos (1.892) del cañón "El Caminante", que se  efectuaron desde este fuerte y sirvieron para fijar los límites de la actual  Ciudad, como consecuencia del Tratado de Wad-Ras suscrito entre Marruecos y España, tras la guerra del mismo nombre en el siglo  XIX. Se consiguió una distancia de tiro de unos 2.900 metros, que  sirvió de radio para establecer los límites, tomando como centro el “torreón de Santa Bárbara” actual plaza  España, el territorio quedó fijado según los 13 rumbos y distancias marcadas  con 17 estacas con una longitud total de 9.695 metros y con una  superficie de 12,33   kilómetros cuadrados.
La base (foto) donde se asentó el cañón (1.862)  "El Caminante”, es en una  plataforma que dispone de un eje metálico con base alta de hormigón y un carril  metálico semicircular para el deslizamiento de una pieza de artillería, lugar  privilegiado por su altura y desde donde se divisa toda la extensión de Melilla  La foto del cañón es la maqueta que se encuentra en el museo. Al lado del  Vitoria Chica se construyó también un garito de guardia que recibió el nombre  de San Fernando.

  Torre Santa Lucia.-
La torre o fortín de Santa Lucia era troncocónica de dos plantas, con foso y no disponía de puertas de acceso,  este se realizaba a través de los fuertes circundantes, sobre todo mediante mina  con el fuerte de Vitoria Grande, obra  avanzada al conjunto del cuarto recinto y su función consistía en proteger, apoyar,  flanquear y defender las líneas de fuertes del recinto a través de fusileros  que se aposentaban en las troneras altas de que disponía la torre. Estaba situada  aproximadamente donde empieza la cuesta de la calle Cándido Lobera, cerca de la  puerta del Parador.
Desde la torre de Santa Lucía y por delante de  los ataques  Seco y Rojo se extendían  gran cantidad de pequeños ataques adaptados al perímetro de los fuertes del  último recinto, ataques que pasaban por delante del fuerte de San Miguel y la torre  de Santa Bárbara hasta alcanzar la playa.


  Segunda Zona.
Se forma en la parte baja y está  compuesta por una serie de fuertes, unidos por una cortina aspillerada que empezaba en el vértice de Vitoria  Chica y con final en el fuerte San  Miguel (cerca del antiguo edificio  de Correos y Telégrafos)
Plataforma (D).-
En el llano se consolidan las murallas, con la construcción del fuerte  de la Plataformaen  1.783 debido a que este lugar, un escarpado de tres alturas, recibía con  facilidad el asalto  del enemigo,  disponía de una capacidad para cuatros morteros, enlazaba con el fuerte de San Miguel y desde aquí se  continua la muralla hasta cerrar el recinto, además se repasaron  todos los fosos. Era una  fortificación rectangular cerrada con troneras de fusil construidas para  defensa de los huertos interiores. Estos fuertes tenían sus glacis y su estacada  exterior. Tenía unido a él otro fuerte  más pequeño que recibió el nombre de San  Ramón.
 
    
Fuerte de San Carlos (E).-
En el año 1.740 era tan solo un " apostadero" llamado "El  Alférez" y estaba unido al fuerte  de San Miguel y en 1.761 seguía siendo un apostadero con el nombre de  "Granaderos".  En 1.764 se construyó en este lugar el Fuerte de San  Carlos por  el ingeniero y gobernador, Narciso Vázquez Nicuesa (1.758-1.767), quedando  semiadosado a los fuertes de San Miguel y  al de Victoria Chica, potenciando y acortando sus distancias para el flanqueo  de artillería entre ellos, posteriormente se construyó un paso y una mina. Este fuerte tenia  forma de trapecio plano construido de piedra y barro, por tanto poco  consistente, con defensa frontales de fusilería, foso y puente levadizo con  gola. En 1.775 fue transformado en baluarte, por los continuos ataques y  hostigamientos que recibía del enemigo, ampliando su artillería a seis  cañoneras y cinco explanadas para mortero, en su interior como todos estaba  abovedado, para resistir la presión  de los ataques artilleros, se usaba también de almacén de pólvora y como el resto con  comunicación directa a las galería de minas subterránea. 


 La mayor parte de él y debido a su  total abandono en 1.920, fue derribado para la construcción de  precarias  viviendas y la del Auditorio Carvajal. Según, el presidente de la Ciudad Autónoma  (26-06-2.008) desveló que se restaurará el fuerte de San  Carlos (detrás del hotel Rusadir- edificio Ánfora), y de esta manera se  completará una "restauración  integral" del Patrimonio Histórico-Artístico de Melilla.
Torre Rastrillo de Espadas.- 
Era una torre semicircular,  construida entre 1.794/95, de dos plantas aspilleradas y una garita que  defendía la entrada, adosada al fuerte San  Miguel, teniendo como función defender la salida al campo exterior por el  llano,  siendo la única salida del cuarto  recinto al
 
 

  campo exterior. Su nombre viene  por tener una puerta con rastrillo. Pertenecía al conjunto del fuerte de San Miguel que fue demolido  casi en su totalidad en 1.940. La garita del rastrillo de espadas estaba unida  a la cortina de muralla que iba al fuerte  de San Carlos, zona limítrofe con el parque Lobera. Era la única salida  directa desde el Cuarto Recinto al campo  exterior, cerrada con caballos de frisa.
Tenaza de San Miguel.-
En 1.783 y con motivo  de diversas obras pequeñas de reedificación, se adosó al fuerte San Miguel una fortificación de las llamadas Tenazas. Se trataba de un muro  aspillerado en el fuerte, con el fin de proteger sus lienzos que estaban  al descubierto.
La torre Santa Bárbara (plaza España) y el fuerte  San Miguel estuvieron unidos durante mucho tiempo por una defensa de tablas  hasta que fue sustituida por una muralla en condiciones.


  Camino cubierto de  San Miguel.-
Para defensa de los huertos de  alrededor del fuerte de San Miguel y  permitir el avance hacia el fuerte, se construyó un camino con parapeto alto  atronerado para fusil a ambos lados. 
Muralla  de cerramiento y fosos de Vitoria Chica a San Miguel.-
En 1.773 se construye una muralla  entre el fuerte de Vitoria Chica y el de San Miguel, unos años mas tarde se  transformo en una cortina aspillera. Era el elemento de fortificación del  Mantelete, que desaparecieron por problemas urbanísticos, estaban unidos: el fuerte San Miguel, torre Santa Bárbara,  fortín del Carmen, torre San Jorge, Espigón de San Jorge, caminos etc...


  Estas descripciones de la Plataforma, fuerte de San Carlos, torre  Rastrillo de Espadas, tenazas y cortina de San Miguel y murallas de Vitoria  chica a San Miguel, formaban la segunda Zona de este cuarto recinto
Tercera  Zona.
Comprendía la explanada entre las  murallas del cuarto Recinto y el litoral rocoso de los acantilados por la parte  de mar, donde se encontraban la antigua cantera de extracción de piedra  conocida por los “Coralillos”.
Los   espacios más considerados eran: el fuerte de Santiago, el torreón y las  murallas de la Alcazaba.


  Fuerte  Santiago de la Alcazaba.-
Este fuerte estaba construido en el siglo  XVII en la explanada de la   Alcazaba, entre medio del cuerpo de Guardia de Santiago y el Torreón de la Alafia o Cinco Palabras,  tenia fosos en sus caras y una vez construida la fortificación de la altura del Cubo o cerro de Horca en 1.840, fue  demolido y se construyo el cuerpo de guardia del mismo nombre, que a su vez fue  destruido en 1.973.
Cuerpo de Guardia de la  Alcazaba
En la actualidad no prevalecen más  que sus cimientos, se construyó de mampostería en el año 1.782, de un solo piso  con cubierta plana de entramado de madera a una sola agua. Se instala como  combinación táctica con la muralla que cierra el flanco este de la Alcazaba y el fuerte del Rosario. Esta muralla sirve como  parapeto atronerado para fusil y cubre los ataques de la Puntilla, la Alcazaba y Canteras. Equidistante del fuerte del Rosario y del garitón de la Alcazaba, ocupa  sesenta y cinco metros cuadrados y veinticinco metros la línea de fuego para  Infantería, con capacidad de alojamiento de fusilería de seis hombres, y ocho  en guarnición extraordinaria. Este cuerpo de guardia disponía de un abrigo de la entrada en tambor semicircular,  más tarde demolido. 

  Garitón  de la Cantera
Para la vigilancia sobre el acantilado de la ensenada de los Galápagos y la muralla, se construye en 1.783 el “garitón  de la Cantera”, de mampostería y forma circular, de cuatro metros de  diámetro y altura interior en forma  de  cúpula de unos cinco metros, y tiene un tambor adosado para acceso con cubierta  plana, la línea de fuego es de diecisiete metros en un solo orden para  Infantería. La superficie construida es de unos veinticinco metros cuadrados y  su altitud veintisiete metros sobre el nivel del mar. Existen todavía restos de  la escarpa exterior sobre el acantilado. Según los documentos del Depósito Topográfico de  la Comandancia de Ingenieros se inventaría este garitón en el mismo año de su  construcción, 1.783. (Al final están los planos)


  Torreón de la Alcazaba.-
El “torreón  de la Alcazaba” fue construido a mediados del siglo XVIII y  tenía como principal función la de proteger la retaguardia del fuerte Rosario, así como la entrada a la ensenada de los Galápagos y la Cortadura. Creo que aún  se pueden ver algunos vestigios de ellos. Es un torreón bajo circular construido en el  vértice del fuerte de Santiago, era  el nudo de comunicación exterior de las galerías de mina.
Murallas de la Alcazaba.-
Comprende la línea amurallada desde  el puente de comunicación del tercer Recinto, hasta el garitón de la Alcazaba, que consistía  en una cortina de sillares de piedra y desde el garitón un muro aspillero hasta  la Cortadura,  que cerraba el cuarto cinturón por el lado mar.
 
  
  Las minas y sus  sistemas.-
Dada la poca  disponibilidad de artillería por parte de los ejércitos que sitiaron la Ciudadela, el único  medio técnico que quedaba entonces era la fabricación de minas subterráneas (declaradas Bienes de Interés Cultural por Real  Decreto 2753/1986)  para llegar al mismo pie de las murallas y poder volarlas de esta forma se  facilitaba el asalto. Por supuesto la acción  de la mina es contrarrestada desde la plaza con la contramina, entablándose una  complicada lucha subterránea entre sitiadores y sitiados, lucha que requería  fuertes conocimientos en la materia.
 
  
 
Técnicamente la mina es un hueco o  bóveda que se hace alrededor de las murallas, revestidas de piedra o ladrillo,  la contramina es la única defensa contra ella, y es  galería subterránea dispuesta para observar  con facilidad al minador enemigo, buscarle, y hacerle inútil su trabajo o para  adelantarse hacia la campaña, y evitar los   hornillos (cargas de  pólvora de bajo de las murallas para asaltar  la fortaleza).
Las minas tienen galerías, ramales y  hornillos. Las galerías circundan las fortificaciones, normalmente debajo del  camino cubierto, y de ella salen los ramales en forma de zig-zag, para  amortiguar el efecto de las posibles explosiones, que finalizan en la cámara  del hornillo que es donde se coloca la carga de la pólvora que va a ser  explosionada. Las minas comienzan a utilizarse en Melilla a partir  de 1.677, cuando los sitiadores las aplicaron sobre las murallas de la Alafia. 
Galerías de  minas.- 
Se trata de una ciudad subterránea (Catacumbas), toda una población sin habitantes, un laberinto, realizado a pico y pala en una montaña de asperón, con sus  cuerpos de guardias, como si fueran cuarteles, y salen al paso profundos pozos  sin agua, a donde estratégicamente conducen caminos traicioneros, que pueden  sepultar al enemigo en caso de una batalla bajo la tierra, sobre esos pozos hay  aspilleras para encañonar al enemigo y tirarles a boca de jarro. A la derecha e  izquierda desembocan en calles anchas otras mas estrechas, callejones,  encrucijadas, como una red arterial de traición y muerte. Hay ventanucos,  desnudos de madera, como ojos sin parpados y ventanucos que dan al mar y al  cielo.

  En si existían un sistema de minas  estudiado y construido para enlazar con las diferentes obras de los recintos y  estos entre si, destacando ramales hacia el contorno de la Plaza. (Plano minas 1.846)
Dentro de estas minas destacaremos  los ramales de:
Mina  Real o de  comunicación que comprendía el ramal desde el foso de los Carneros hasta la salida de los fuertes del Rosario, Victoria Chica y Grande, y torreón de la Alcazaba. Una de las  salidas que había desde el cuarto Recinto era a la cantera de "Los Coralillos". 
Mina de  comunicación, ramal que  comprendía desde el foso de los Carneros hasta las salidas de los fuertes de San  Carlos y San Miguel.
Mina de  circunvalación, que va desde el fuerte del Rosario a Vitoria Chica y  desde aquí al fuerte de San Miguel.  Tenía otra entrada desde las Cortaduras partiendo del fuerte de Rosario, esta  mina era empleada para efectuar avances de tropas en lucha.
Y de esta forma con el cuarto  recinto, la guarnición disfruto de mayor libertad de movimiento, al propio  tiempo con la construcción de los citados fuertes, quedó asegurada la defensa  de la ciudad por su frente de tierra contra los ataques de los cabileños, como  se ha comentado con ocasión del famoso sitio del ejercito del Sultán Muley  Mohamed Ben Abdala el 23 de octubre de 1.774, el peso de la lucha estuvo en los  fuertes de las  Victorias y el Rosario.
A finales de 1.774, el Sultán de Marruecos, Muley Mohamed Ben Abdallah,  decidió, unilateralmente, que el Tratado de Paz suscrito con España solo  afectaba al mar, pero no a tierra, disponiendo que se atacase a la Plaza.
El rey Carlos III envió a lo mas  selecto del ejercito para reforzar la   Plaza, pues tan solo se disponía de dos compañías de a pie y  ocho compañías más de voluntarios de Cataluña, a ellas se sumaron la PLM, un batallón del  Regimiento de la Princesa,  y un batallón más de cada uno de los regimientos de Nápoles, Bruselas, más el  2ª batallón de voluntarios de Cataluña. Con respecto al arma de artillería, se  envió el IIº Batallón de artillería de Cádiz. El mando de la Plaza fue confiado al  Mariscal Juan Sherlock, hombre de gran experiencia y probada energía, como  acreditó a lo largo del sitio. Las fuerzas enemigas tomaron rápidamente las  posiciones envolviendo a la ciudadela de costa a costa y avasallando con  terribles bombardeos que redujo a ruina la mayoría de los edificios, pero no  lograron quebrantar la moral de los defensores, quienes en ocasiones efectuaban  salidas para ocasionar perdidas al invasor.
Independientemente del esfuerzo  realizado por la guarnición en el asedio, hay que hacer mención a la atención  que desde el mar, que se hacia a través de una fuerte escuadra al mando de un  Capitán de Navío Francisco José Hidalgo de Cisneros, para prestar los socorros  que precisarán. La escuadra estaba compuesta por dos navíos, cuatro fragatas y  nueve jabeques al mando de Antonio Barceló. Durante todo el asedio estas  fuerzas realizaron principalmente, labores de escolta de convoyes ya que el  Sultán carecía de marina.
También cooperaron en la defensa usando su artillería. Así el día 9 de  enero de 1.775, las fragatas Santa Lucia (buque insignia) y Santa Dorotea dotadas con 34 cañones cada una, se acercaron a  tierra en el sector de la   Puntilla (al norte de la Plaza) con todas sus luces apagadas,  iniciando un bombardeo de las trincheras marroquíes que además de causarles  mucho daño, sirvió de distracción para que fuerzas terrestres hicieran una  salida en otro sector. 
Fue tal el éxito la acción que el  Sultán debió retirar parte de su artillería para instalarla en la zona  bombardeada por  las fragatas y defenderse  de los ataques desde el mar. Pocos días después, y ya en la zona sur, se  realizan simulacros de desembarcos con el fin de mantener al enemigo en tensión  y dispersar sus fuerzas (los defensores  eran unos 3.500 y los sitiadores más de 40.000). Se realizaron más operaciones similares, e  incluso se aprovechó la presencia de los dos navíos para bombardear el  campamento del Sultán, que debió trasladar su tienda más de un kilómetro para  quedar fuera del alcance de las piezas de los navíos. Viendo el Sultán la  imposibilidad de conquistar la ciudad, se decidió a levantar el sitio el día 19  de marzo de 1.775, así finaliza el conocido “Asedio de los cien días”, como ya se ha comentado y comienza la rehabilitación de espacios dañados  y se concluye el proyecto iniciado dos años (1.773) atrás por Juan Caballero, quedando  perfectamente delimitado el cuarto recinto.  Hay que agradecer  la valentía de los hombres de la “Compañía de Mar”:  La primera Compañía de Mar de España fue la de la Plaza de  Melilla, creada por Juan de Guzmán, tercer Duque de Medina Sidonia, quien  conquistó la plaza, y quien estableció una unidad marinera dotada de cuatro  fustas de remos, bien pertrechadas y aparejadas, con cincuenta bancos y cuarenta  hombres de mar, contando cada una, como dotación, con un patrón, un cómitre,  tres timoneros y cinco marineros, según se recoge en el Asiento de Alcalá,  suscrito entre los Reyes Católicos y el Duque para la guarda e provimentos de  la Plaza de Melilla, debido a la situación geográfica y a la existencia en todo  ese sector norteafricano de una costa difícil, con mar peligrosa, peñones y  apostaderos usados por los berberiscos con sus naves siempre dispuestas a  practicar las artes de la guerra o, cuanto menos, las de la piratería. En sus  inicios, la unidad se denominaba “Pelotones  de Mar”.

  Las Compañías de Mar son, incluso hoy  en día, las unidades más desconocidas del Ejército de Tierra por parte del  común de los españoles. Unidades pertenecientes al Ejército de Tierra, pero que  visten uniforme de la Armada, al estar circunscritas siempre a las plazas de  Ceuta y Melilla, primero, y luego a los territorios del protectorado o del  Sahara, siendo su labor secundaria respecto al resto de fuerzas al estar  encuadradas en lo que con leguaje de hoy podríamos llamar “aspecto logístico”, su vida ha pasado desapercibida para los  historiadores, tanto civiles como militares, si bien estos últimos hacen  referencia a su existencia, hasta el punto de que, salvo en las dos ciudades  norteafricanas, el resto de España no sabe nada sobre las mismas, a pesar de  que en 1.968, por un decreto del Ministerio del Ejército, se las elevó a la  consideración de “Fuerzas Especiales”. 
Este cuarto  recinto es uno de los más degradados del conjunto y se encuentra  bastante deteriorado, destacan sus murallas en el parque Lobera y a la espalda del  Parador Nacional de Turismo sus fuertes  del Rosario y las Vitorias  (Grande y Chica).
http://www.youtube.com/watch?v=GzILbL5Lglc 
http://www.youtube.com/watch?v=12Rw3YiG_yA   Recintos fortificados 1ª parte
http://www.youtube.com/watch?v=AbGOq6IuqMA  Recintos fortificados 2ª parte
DETALLES DE PLANOS 
 
Escrito por Francisco González Pomares el 10/03/2014 a las 18:52

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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