Tere vengo cansado pero a gusto, he hecho la etapa de Cabra, desde Córdoba, por Nueva Carteya, Cabra y  la subida a la Ermita, luego vuelta por el mismo sitio, me voy a duchar.

     Pertenezco a un club de bicicleta de carretera y hoy ha tocado esa etapa,  “Los Amigos del Campo de la Verdad”, a mis 64 años ya empiezan a pesar las piernas. (ver foto 2)
    Tere y yo nos tomamos una cervecita antes de comer, mientras le cuento las vicisitudes, vamos poniendo la mesa,  una ágape fresquito y frugal, al cabo de hora y media, y después de quitar los platos, me siento en mi sillón, dispuesto a descansar y noto pesadez en los párpados, veo que empiezo a no ver la tele y me digo “Para lo que hay que ver”, siento que se va apoderando de mi una quietud muy grata y….
    Veo que mi habitación ha cambiado, hay un aparador central y las sillas son altas, con asientos de chapa de ocume, y encima de la mesa hay una cartera de cuero marrón, si esa es la del colegio, ¿Qué hace aquí?, joder, que cosa mas rara.
     ¡Joselín!, venga que te tienes que ir, ¿Joselín?, si hace ya casi cuarenta años que nadie me nombra así y parece la voz de mi abuela, me levanto y camino hacia donde ha salido la voz, efectivamente, veo a mi abuela Villa, mecachis ¿como puede ser?, si murió en el 71 y ahora estamos en el 09, algo raro ocurre.
    Miro el almanaque y veo que el año que “corre” es el 1.957,  tiene la hoja de Marzo, los ojos por poco se me salen de las órbitas, incrédulo me siento, no puede ser, imposible ya pasaron, los viví de diversas maneras, colegio, UNI, Centro Filarmónico, grupo musical “Los Espíritus Negros”, trabajar, novias, casarme, tener en el matrimonio dos hijos, tener cuatro nietas y estamos en el 2.009.
    ¡Joselín, venga coge la cartera y ala que vas a llegar tarde al colegio, me da mi trozo de pan con chocolate, liado en un papel de estraza, me da el beso y  me dice adiós,
    Cojo mi cartera y me voy hacia el colegio Los Hermanos de la Salle,(ver foto 3) algunas calles mas abajo de donde vivo, la puerta aún no la han abierto y la chiquillería juega en la puerta, al poco el hermano Carlos la abre y entramos unos corriendo, achuchando, otros reacios, estamos en época de exámenes,  y a lo mejor le teme al cate.
    Me siento en mi pupitre (ver foto 3), en la clase de don Carlos, hombre amable y comprensivo, de lo poquito que hay, ese soporte torneado de madera, con una goma liada y un palillo, el “llamador”, el mismo que otros lo emplean algunas veces para darle con en la cabeza a alguno, no lo usa sino para la función que ésta echo, en Mayo vais a hacer el examen de Ingreso, así que iros preparando, para poder empezar a estudiar bachillerato, por un lado alegría, poder estudiar superior, por otro suponía esfuerzo, no jugar mucho tiempo en la calle, mi madre era muy severa con el estudio, digamos.
    Pasa la mañana y con ella la clase, ha sido Aritmética, Historia Sagrada,  Educación Física, en el tiempo del recreo, salió un hermano con una cantara de aluminio y nos iban dando  un vaso de leche,  sobres de polvo, que al contacto con el agua, decían, era leche, mira, con el pan y chocolate se pasaba un poco mejor, por que la mencionada leche, hacia una espuma al moverla, que no veas, una nata espesa que no la cortaba ni un cuchillo.
     Bueno se acabó la clase, hasta la tarde, como a la entrada unos corriendo, bueno casi todos achuchando, me voy  con Heredia y Páez, ellos se quedarán antes, llego a mi casa, ahora está con sus bordes amarillos,  y nosotros pusimos terrazo en la fachada ¿?. Y e timbre ¿?, llamo con los nudillos, me abre mi abuela, le doy un beso y me dice “Aquí tienes una carta”, ¿para mí?, que raro, bueno  veo que es así, D. José Ortega Sánchez, Ciudad de Carmona 33.-Localidad, sí, ese soy yo, la abro y leo que se me cita el día tal de Mayo, en La Diputación Provincial, para el examen de acceso a la Universidad Laboral Onésimo Redondo de Córdoba.

Escrito por Jóse Ortega Sánchez el 07/03/2013 a las 18:51

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Comentarios (1)

  • 08-03-2013 a las 17:29 #1

    Santiago

    Martín Castellano

    foto de Santiago Martín Castellano

    Buenas tardes Amigo Ortega;

    Aunque fuera en 2009, creo que por la distancia descrita, setenta Kilómetros, con subidas incluidas, son palabras mayores; lo que demuestra que estábais en buena forma. Yo, que me gusta la bicicleta, con algo menos me conformaba hace cuatro años, unos cuarenta kilómetros y no más, ahor todavía menos, pero ahí andamos.


    No me extraña, que después viniera un sueño relajante y reparador y si el contenido de ese sueño fué de recuerdos agradables miel sobre hojuelas.

    Un abrazo y hasta pronto... Santiago