El viernes  día 13 de 
noviembre a la hora de la comida nos dimos cita en casa de Pepe  
Ródenas, Alfonso Cobo, Juan Antonio Olmo y las respectivas esposas, que 
por  cierto son socias de Aulacor, María Dolores, Carmen y Rosa. 
Tras una  espectacular y amena comida, regada con el excelente
vino conmemorativo del  encuentro de Gijón y rematada con los 
deliciosos postres que nos trajo Carmen  de la provincia de Jaén, en 
concreto de Guarromán, Alfonso y Carmen se fueron a  disfrutar del spa 
del hotel Beatriz y de la cena contratada.
Pepe Ródenas, Olmo y esposas, recorrimos a pie las calles más céntricas de Albacete y visitamos algunos monumentos. Durante el recorrido pudimos saludar otro laboral de la promoción de Olmo y Ródenas y a su señora que viven en Albacete, Anselmo Lizán, con el que tomamos unas cañas.
	        Como  anécdota os diré que 
Anselmo y Olmo han compartido una mala experiencia, los  dos han sufrido
un grave accidente de bici de montaña, pero afortunadamente ya  están 
recuperados y los dos siguen practicando el ciclismo.
El amplio paseo nos abrió el apetito para  cenar en casa de Pepe 
Ródenas junto con unos familiares y esperar a los postres  y los cubatas
a Alfonso y Carmen, mientras veíamos la película de José Luis  Cuerda 
“Amanece que no es poco”, rodada hace unos 20 años en tres pueblos de la
Sierra del Segura en la provincia de Albacete: Ayna, Liétor y 
Molinicos.
Tras una  llamada por teléfono  nos enteramos de  los atentados
de París, que confirmamos y ampliamos la noticia en TVE 24 horas.  Eso 
nos puso un poco tristes.
El sábado  nos fuimos en dos coches a Ayna. Localidad conocida 
como la Suiza Manchega, por  sus espectaculares montañas y acantilados.
La primera  parada en el mirador del diablo ya nos dejo boquiabiertos por lo grandioso y  bonito del paisaje.
Ya en Ayna  hicimos la ruta turística “Amanece que no es poco”,
donde se han reproducido  los elementos más representativos de la 
película en los escenarios donde fue  rodada cada escena.
La comida en  el restaurante El Casino de Ayna fue estupenda y 
variada, de la que hay que  destacar el atascaburras del que Rosa se 
aplicó una ración entera, y como  experta en la materia nos aseguró que 
era el mejor que había comido nunca.
Ya por la  tarde volvimos a visitar Albacete y sus infinitos comercios.
La cena en  la Tapería El Barrio de Montxe en Albacete culminó 
nuestras altas expectativas  de la cocina manchega. Las patas de pulpo 
estaban de muerte, el ajo mataero y  la bomba de queso crujiente una 
auténtica delicia.
El domingo por  la mañana visitamos Chinchilla, pueblo muy 
próximo a Albacete y del que  Albacete fue aldea hasta el otorgamiento 
del villazgo por el Marqués de Villena  en tiempos de los Reyes 
Católicos. 
Desde el  castillo de Chinchilla se puede ver “el mar de la 
mancha”, puesto que el horizonte  de la impresionante llanura manchega 
se asemeja al del mar. 
Tal y como  dice la letra de las seguidillas manchegas, 
“Albacete está en llano y  Chinchilla en cuesta”, y es por esta última 
razón que la ruta turística la  hicimos en coche, visitando las 
callejuelas, las casas cueva, las murallas, la  iglesia (que fue 
catedral) y sobretodo su maravillosa Plaza Mayor.
En la misma  Plaza Mayor se encuentra otro de los rincones 
imposibles de dejar de visitar,  el restaurante La Dalia, donde 
degustamos sus exquisitas patatas bravas o los  sorprendentes Ferrero 
Rocher de morcilla que hicieron las delicias de todos los  comensales.
Tras la  comida, el fin de semana toca a su fin y desde 
Chinchilla emprendemos el camino  de vuelta a Sevilla, Almería y 
Albacete.
Este ha sido  un encuentro muy deseado y emocionante ya que por
razones ajenas a nuestra  voluntad no pudimos coincidir en Gijón.
Yo, como  anfitrión me siento satisfecho y orgulloso de estos 
maravillosos días que hemos  compartido hablando y rememorando 
experiencias de nuestra UNI, la Laboral de  Córdoba.
Albacete, 18  de noviembre de 2015
Pepe Ródenas


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