Cuando despierto, había soñado con ponerme por primera vez mi uniforme, el de los puños elásticos blanco y azul y mis botas, estrenar mi chándal,  la camiseta roja de "canalé" de tirantes y el meyba aul, luego después de la ducha el albornoz, había sido una noche movida, pero ¿que veo? pues que nuevamente ha pasado el tiempo, estoy calvete, jajajajajaj.

     Hace unos días, Rollán me envió datos de Gálvez Vacas, le mandé un correo hablándole de mi, a los días, me contestó que quería darme un abrazo, que para el día 7 estaría por Córdoba durante una semana, que lo llamara para quedar ¡claro que  te llamaré!, le contesté.

      Ayer día 7 de Septiembre del 2009, le llamé, y quedamos en vernos por la tarde, concertamos la hora y a esperar el tiempo, éste tardaba mas de la cuenta, muy  larga la llegada de esa hora, además el calor que hacia, también era el estado de expectación,          

      ¿Cómo estaría?, ¿Como le habría ido la vida?, ¿por cuantas vicisitudes pasó?, en fin, una serie de interrogantes que tardaría algunas horas en poder apreciar, después de 47 años sin noticias.

       Me dice Tere mi mujer, "Jóse que suena tu móvil", lo abro y es la voz de Gálvez que me dice que ya está ahí,  el coche lo ha aparcado, ¿Qué hace?, "Espérame cinco minutos que allá voy", puñetero había venido casi con media hora de adelanto, me pilló infraganti, así que rápidamente, me “compuse” y en un tiempo corto salí apresuradamente hacia el bar donde me esperaba, iba a entrar por otro sitio, pero no, lo hice por derecho, quería pillarlo por detrás, jajajajajaj.

        Desde el otro lado de la carretera lo vi, que bien se conserva, atravesé la misma y llegué hasta el, me iba a dar la mano, no, un abrazo, madre de dios, que emoción, ¿Tu sabes lo que son esos años sin saber nada?, con una persona que yo bajaba a su casa, el tocaba la bandurria y yo le acompañaba con la guitarra, bastante tiempo, no éramos de esos grupitos que se formaban, teníamos distinto oficio, el ajustador  y yo chapa, pero habíamos congeniado muy bien.

        Le dije que había visto la peli de Año Uno, que un amigo le dice al otro al despedirse, “El apretón de manos es para lo que no se conocen, los amigos lo hacen con un abrazo” y así fue, otro abrazo, mas intenso, que alegría inundaba mi cuerpo, mi memoria me envió a unos tiempos pasados, intercambiamos recuerdos, pasos  en la vida, pedimos unos cafés, el lo pidió con hielo, por que al final le gusta quedarse con un cubito en la boca.

 Que bien lo vi, tiene su pelo, que hace mucho de las personas, no me creía que estuviésemos sentados al mismo velador, contándonos esas partes de la vida, emoción,
salían apellidos, situaciones y, salió uno, Guevara, que había sido de ajuste, claro que se acordaba del mismo, le dije ¿quieres verlo?, ¿Cómo?, “Mira, hoy  mismo he recibido un correo de el, me dice donde puedo verlo aquí en Córdoba, pensaba hacerlo el miércoles, si quieres podemos hacerlo ahora”, ¡claro que sí!, “pues venga que para mañana es tarde”.

       ¿Que quereis que os diga?, mas emoción, otro que también había pasado ese tiempo.

       Nos encaminamos hacia el sitio que me había dicho lo encontraría, lo “pillé” por la voz, ahora tiene gafas yo no las deje nunca, pelo ya blanco, pero mas largo que antaño, que lo tenía al “cepillo”, nada, que el corazón se iba a salir por la boca, al darnos el abrazo y ver dárselo entre ellos, alegría inusitada, un río de recuerdos, nombres a porrillo, de los que yo no había rememorado y que el mas recuerdo, ¿si pudiera contactar?

       Tres horas totales, que fueron cortísimas, que buena memoria tiene, es un chico muy despierto, me contó del grupo de clase, de salida, en ésta foto, esta Muñoz Varo,  Guevara, Aceña y yo, me falta el contacto de Varo, me dijo que, parece ha fallecido,  desde aquí hago una llamada, Antonio Muñoz Varo, vivía en la Huerta de la Reina en Córdoba, le decíamos “pasitos lentos” ya os podéis imaginar el porque, si alguien sabe algo, quisiera saber de el, año 1958.

       Tres horas, que le agradezco a Jesús, llevaba mucho tiempo sin emociones,  pero éste final de Agosto y Septiembre me las ha dado, le pido que haga el favor de seguir mandándomelas, que lo mismo que me envió otras situaciones que he podido superar, éstas también, llegué, se lo conté a Tere y me fui hacia la cama, me tomé mi pastilla relajante, le di la gracias a Jesús y los ojos empezaron a cerrarse, lo mismo que mis recuerdos, mañana día de la Velá, La Fuensanta, a los niños le compran la “campanita”, visita a la Virgen en su santuario, beber agua del pozo y visita  al caimán, que su historia ya os la contaré en otra ocasión ahora me va venciendo el sopor.

        Desde La Sultana, un abrazo de Ortega

        P.D. La historia del Caimán, que os acompaño no es la verdadera, que ya os la contare.
Septiembre 2.009

Escrito por Jóse Ortega Sánchez el 05/09/2013 a las 12:49

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