Al día siguiente, camino del cole, me encuentro con Páez, le digo que me han llamado para examinarme para la UNI, me dice que, fenómeno, aquello es otro mundo, una vez en la clase se lo digo a D. Carlos, me da la mano y me dice “enhorabuena, vas a hacerte un hombre, allí hay mas posibilidades, solo hay que aprovecharlas, tu eres buen estudiante, y sabrás sacarle provecho”.
Va llegando el verano y con el las vacaciones, tiempo para olvidarse un poco del peso del estudio, claro, para llegar he de pasar primero por ese examen, me quedan unos meses, ¿Qué será?, ¿Qué preguntarán?, en fin esperemos que no sea muy difícil.
Mañana noche vamos de serenata los amigos, tenemos dos santos y un cumpleaños, uno en Cañero y dos en las Margaritas, punta a punta, buen rato de la noche nos llevan las mismas, en todas nos ponen un tentempié, con algun refresco, menos mal, por que acaba uno cansado, a las 21’00 nos juntamos.
En el pasillo, hemos estado jugando, Pepe el del 2, Juan José, Paco Pozo, Pepin del 21, un rato a las bolas, y al trompo, hasta que me ha llamado mi abuela para cenar, me lavo las manos, y me como una buena tortilla de patatas, que por aquellos tiempos imperaba y una pocas uvas, acaba de llegar mi madre de coser, me ayuda a acostarme, me dice de las oraciones, que no se me olviden, las clásicas, “Con Dios me acuesto,,,,,.”, caigo rendido, de tanto agacharme y levantarme, además hoy hemos tenido carreras en el cole, y poco a poco se me van cerrando los ojos.
Suena el despertador, me levanto, ya estamos con los cambios, ésta es mi cama de matrimonio, y Tere, está al lado, ¿?, ¿Qué ha pasado desde que me acosté?, otra vez juega la imaginación, o es realidad, no lo sé, pero por lo que veo, nada de colegio, salgo y me encuentro el salón de acorde a éstos años, sillones, TV de 32, jajajaja, las cortinas, actuales, ¿entonces el cambio que se realiza conmigo, con mi entorno, con los amigos?, v veo en la cocina preparado mi bocadillo para el trabajo, le doy a la cafetera que se vaya haciendo, mientras entro al cuarto de baño, me visto, cojo el “bocata”, el beso de hasta luego , salgo, cojo el coche y ala, al trabajo.
Le comento a mi compañero lo que me ha sucedido, y me dice que si estoy bien del coco, joder, tu mismo, ves algo anormal en mi actitud, no, pero por lo que me cuentas, lo has soñado, ¿soñado?, no, que yo he estado en la UNI, me examiné para entrar, estuve seis años , una cosa rara ahora mismo.Pasa la mañana, la tarde y llega esa hora del descanso que nos hace poder seguir tirando cada día, cuando me acuesto, pocas oraciones hago, alguna meditación del día que ha pasado, bueno y malo, y así va entrando esa soñolencia que invade nuestro cuerpo, para dar paso a otro “mundo”.
Me zarandean, suavemente, y me dicen, “Venga niño, arriba, que se van dos, el día y el Sol, que son las 8 y media y a las diez tienes que estar en la Diputación, para el examen.
Desayuno, me pongo mis mejores ropas, las de los domingos, estaban colgadas en el armario, mi madre y yo cogemos camino hacia la parada del autobús que nos llevará a la Plaza de las Tendillas, para bajar andando hasta la calle Capitulares, al lado de la Iglesia de S. Pablo, allí está la sede de la Diputación, edificio antiguo, con un pórtico de columnas en su patio interior, con una buena escalinata de acceso a la segunda planta, entrando a la derecha, y allí al final unos bancos entre jardín para espera, hay tres familias más, nos acercamos y les preguntamos, igual que nosotros, para que su hijo haga el examen de acceso, han dicho que nos irán llamando.
Por una puerta que hay al final del pasillo, sale un crío, ha terminado el suyo, van llamando sucesivamente, hasta que me nombran, un poco nervioso por la incertidumbre, entro y me encuentro a tres señores sentados frente a una amplia mesa, no recuerdo si me hicieron examen escrito, seguro que sí, las “cuatro reglas” y alguna mas, debías saberlas como mínimo, Gramática, Física, era un examen como para ingreso de Bachiller, ¿Te gusta la música?, ¡si!, ¿sabes lo que es un disco microsurco?, ¡si!, ¿y cómo se hace?, les di explicación, “bueno ya tendrá Ud., noticias de nosotros, buenos días”.
Pasé mi serenata de esa noche, terminé mi curso en el cole, con buena nota, Vicente Blé, y Antonio Leiva, siempre estábamos los tres en cabeza, alternando los puestos, ese verano me mandaron a mi pueblo, al campo de mi tío Julio, era la época de la trilla, que buenos ratos, lo único peor, fue que de las veces que subía por detrás en el trillo, para tirarme a la espiga y paja trillada, decidí al cabo del rato bajarme del mismo, estando parada la mula, se me metió la pierna entre dos rodillos, había que sacarla con cuidado, fue acabar de sacarla, le picó un tabarro a la mula, ésta salió echando leches, el trillo, para casi tirarlo, uffff, menos mal, ¿si no la hubiese sacado?, no era así exactamente, aquel estaba en alto y se movía por discos como de 30 cts., de diámetro este de la foto es una plancha, aunque también se ven que se subían detrás.
Espero no cansarte, pero es gracioso, le ven a un marrano que tenía una “pupa”, en el lomo, le había cagado la mosca, y estaba infectada la herida, vamos, con gusanos, me dicen “Toma ésta vara, a éste marrano lo vamos a curar con el aceite del candil, pero tienes que sujetar a los otros, cuando éste empiece a gruñir, se van a abalanzar hacia nosotros”, jajajajajaj, cuando el uno empezó a chillar, los otros venían corriendo en auxilio del compañero, a mi me dio la risa, y no pude sujetarlos, hubo de hacerlo uno de mis primos, nos hubiesen mordido, ahora me río, pero ¿en aquel momento?.
Así acabo el verano, sin tener noticias de aquellos señores, mi madre le cosía a la mujer y a las hijas de D. Joaquín Gisbert, por entonces presidente de la Diputación Provincial, y el había promovido para que yo me examinase, y ahora estaba a la espera.
Asistí al nuevo curso en el cole y cuando llegó último de Septiembre, una carta a mi nombre me dice que ha sido aprobada mi solicitud de ingreso a la Universidad Laboral, y que el día 4 de Noviembre, esté en los jardines de Colón, para en el autocar, llegar a la misma.
Aquí me tienes en el Paraninfo, nos recibe un cura de blanco, nos va diciendo nombres y colegio al que vamos destinados y nos va separando, a mi me sitúan en el colegio S. Rafael, cura que luego serían “Padres”, el que correspondía al colegio mío, se llama, P. Zabalza.
Nos enfiló a todos los del mismo y nos encaminamos por medio de los edificios hasta uno que estaba al final a la izquierda para asentarnos en las “aulas”, respectivas y así empezar una nueva clase de estudios y convivencia.
José Ortega SánchezDesayuno, me pongo mis mejores ropas, las de los domingos, estaban colgadas en el armario, mi madre y yo cogemos camino hacia la parada del autobús que nos llevará a la Plaza de las Tendillas, para bajar andando hasta la calle Capitulares, al lado de la Iglesia de S. Pablo, allí está la sede de la Diputación, edificio antiguo, con un pórtico de columnas en su patio interior, con una buena escalinata de acceso a la segunda planta, entrando a la derecha, y allí al final unos bancos entre jardín para espera, hay tres familias más, nos acercamos y les preguntamos, igual que nosotros, para que su hijo haga el examen de acceso, han dicho que nos irán llamando.
Por una puerta que hay al final del pasillo, sale un crío, ha terminado el suyo, van llamando sucesivamente, hasta que me nombran, un poco nervioso por la incertidumbre, entro y me encuentro a tres señores sentados frente a una amplia mesa, no recuerdo si me hicieron examen escrito, seguro que sí, las “cuatro reglas” y alguna mas, debías saberlas como mínimo, Gramática, Física, era un examen como para ingreso de Bachiller, ¿Te gusta la música?, ¡si!, ¿sabes lo que es un disco microsurco?, ¡si!, ¿y cómo se hace?, les di explicación, “bueno ya tendrá Ud., noticias de nosotros, buenos días”.
Pasé mi serenata de esa noche, terminé mi curso en el cole, con buena nota, Vicente Blé, y Antonio Leiva, siempre estábamos los tres en cabeza, alternando los puestos, ese verano me mandaron a mi pueblo, al campo de mi tío Julio, era la época de la trilla, que buenos ratos, lo único peor, fue que de las veces que subía por detrás en el trillo, para tirarme a la espiga y paja trillada, decidí al cabo del rato bajarme del mismo, estando parada la mula, se me metió la pierna entre dos rodillos, había que sacarla con cuidado, fue acabar de sacarla, le picó un tabarro a la mula, ésta salió echando leches, el trillo, para casi tirarlo, uffff, menos mal, ¿si no la hubiese sacado?, no era así exactamente, aquel estaba en alto y se movía por discos como de 30 cts., de diámetro este de la foto es una plancha, aunque también se ven que se subían detrás.
Espero no cansarte, pero es gracioso, le ven a un marrano que tenía una “pupa”, en el lomo, le había cagado la mosca, y estaba infectada la herida, vamos, con gusanos, me dicen “Toma ésta vara, a éste marrano lo vamos a curar con el aceite del candil, pero tienes que sujetar a los otros, cuando éste empiece a gruñir, se van a abalanzar hacia nosotros”, jajajajajaj, cuando el uno empezó a chillar, los otros venían corriendo en auxilio del compañero, a mi me dio la risa, y no pude sujetarlos, hubo de hacerlo uno de mis primos, nos hubiesen mordido, ahora me río, pero ¿en aquel momento?.
Así acabo el verano, sin tener noticias de aquellos señores, mi madre le cosía a la mujer y a las hijas de D. Joaquín Gisbert, por entonces presidente de la Diputación Provincial, y el había promovido para que yo me examinase, y ahora estaba a la espera.
Asistí al nuevo curso en el cole y cuando llegó último de Septiembre, una carta a mi nombre me dice que ha sido aprobada mi solicitud de ingreso a la Universidad Laboral, y que el día 4 de Noviembre, esté en los jardines de Colón, para en el autocar, llegar a la misma.
Aquí me tienes en el Paraninfo, nos recibe un cura de blanco, nos va diciendo nombres y colegio al que vamos destinados y nos va separando, a mi me sitúan en el colegio S. Rafael, cura que luego serían “Padres”, el que correspondía al colegio mío, se llama, P. Zabalza.
Nos enfiló a todos los del mismo y nos encaminamos por medio de los edificios hasta uno que estaba al final a la izquierda para asentarnos en las “aulas”, respectivas y así empezar una nueva clase de estudios y convivencia.
Escrito por Jóse Ortega Sánchez el 06/04/2013 a las 13:35
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