TESTIMONIO

“Al atardecer de la vida seremos examinados de amor” (S. Juan de la Cruz)

    Cuando se me solicitó que escribiese una página testimonial relativa mi vida, mi primera reacción fue negarme. Pero, luego, precisamente por lo que ello significa, consideré que debía hacerlo; y, además, a hacerlo con toda mi mejor voluntad, aunque resultase difícil hacer esa síntesis de mi ‘metanoia’ en una sola página.

    Mi vida hasta los 67 años –que cumpliré en marzo’13- se podría dividir en tres fases. La primera hasta los 52 años, la segunda hasta los 54 años como una transición y la última hasta la actualidad de metanoia espiritual.

    En la primera era del ‘mundo’ y me movía según los criterios y afanes del mundo, para ‘ser alguien’ y ‘situarme’ en el mundo y ser escuchado, considerado en el ‘mundo’ e influir en él…, para vivir lo mejor posible y conseguir una buena situación. (Estudié hasta terminar una Carrera Superior y un Master, conseguí tener una carrera profesional ascendente, me casé, tuve tres hijos, compré una casa, seguí comprándome más y más cosas, mis hijos estudiaron una Carrera, etc.). Conseguí las dosis de felicidad, poder, prestigio, imagen, bienes y bienestar acordes a la posición que en cada momento buscaba e iba adquiriendo. ¡Teníamos más de lo necesario para vivir adecuadamente bien! ¡Solamente me importaba eso! ¡Creía que todo ello era únicamente fruto de mis méritos y capacidades y que era el dueño de todo ello!

    Unos meses antes de cumplir los 53 años las circunstancias de la vida me ‘tiraron del caballo’ y aunque obtuve una buenísima prejubilación, traté de volver a conseguir otra posición similar en el ‘mundo’. Pronto descubrí que era imposible mediante prácticas honradas y sin menoscabar mi dignidad. Traté entonces –dado que mi esposa seguía trabajando y que mis hijos ya estaban emancipados, de darme gratuitamente para labores docentes, para seguir siendo útil, pero ya no me sentía a gusto. ¡Ya nada era como antes! ¡Yo, tampoco! ¡Mi autoestima casi se vino al suelo! ¡Me afané en leer y escribir… de todo y sobre todo…, cosa que antes casi no había hecho!

    Poco antes de mis 54 años cayó en mis manos un libro de espiritualidad titulado “ALBA”, que estaba en mi casa, pero que yo jamás había visto. Su contenido son meditaciones preciosas sobre la vida y estilo de vida de la Virgen María. Su “SÍ” en la Anunciación, fue para mí como otra ‘Anunciación’. Sentía como Dios me estaba tocando el espíritu a través de la Virgen María. Le dije ‘SÍ’, aunque no sabía muy bien para qué se lo decía… ¡Sentía que no quería volver a decirle ‘NO’! En mi vida anterior poquísimas veces había dicho ‘sí’ de corazón, casi siempre fue por miedo, por imposición, por interés, por egoísmo, etc.

    En Noviembre’99, tras esa ‘Anunciación’, prosiguió Su ‘Encarnación’, ya que durante unos meses, casi de ‘Retiro’ solitario en mi casa, el Señor me regalo, con una exquisita Ternura, un inmenso Amor y un extraordinario Respeto a mi libertad, un derroche de gracias, luces y dones que me cambiaron el alma tras vivir ese encuentro con Él en lo hondo de mi corazón. ¡Comprendí toda mi vida anterior y la de todas las personas que conocí y conozco con unas ‘entrañas de misericordia’ que jamás había tenido! ¡Comprendía las Sagradas Escrituras! ¡Comprendía la Amorosa Historia de Salvación que la Amorosa Misericordia Providente y Sabia de Dios va realizando en cada uno, aprovechando y sirviéndose de las cosas buenas y malas de nuestra vida, con Amor y con Dolor! ¡Creció inmensamente mi fe! ¡Comprendí el Mal!. Lo vivía todo como si Dios me llevase de su Mano día tras día enseñándome todo y enseñándome su Infinito Misterio de Amor. ¡Me sentía ‘hijo Amado y elegido’ de Dios que me Llamaba…! ¡Comprendía que sin Él no era nada, ni podía nada, pero que con Él lo podía todo! ¡Sentí como estando y viviendo en el ‘mundo’ ya no era del ‘mundo’, sino que era Suyo y para Él…!

    Ya sé –y lo entiendo y respeto- que en el ‘mundo’ todo ello no se entiende o se considera como pamplinas o ideas rancias e incluso nada racionales. Yo, hace trece años tampoco lo hubiera entendido y lo hubiese tachado de locura. Pero, en Dios y con Dios, todo es radicalmente distinto y todo tiene un sentido. Sin Él no se puede entender nada.

    Uno de sus Regalos fue el hacer que decidiera consagrarle mi vida para siempre…

    Cayó en mis manos un libro de la biografía de Madre Teresa de Calcuta. Tras leerlo, busqué y conocí a las Misioneras de la Caridad (La Congregación que ella fundó). Tuve mi ‘Pentecostés’ y el Espíritu Santo hizo que desde los primeros días del año 2000, dedicase mi vida, como Voluntario, al servicio libre y gratuito a los más pobres entre los pobres, todo por Jesús, para saciar y proclamar su Sed de Amor a las almas y por las almas (como gritó cuando estaba agonizando en la Cruz: “TENGO SED”), viéndole en todos ellos disfrazado por el dolor, la enfermedad, la necesidad, la soledad, la marginación y la pobreza (léase en el Evangelio de Mateo, el capítulo 25, los versículos 31 al 46), todo con Él y nada sin Él. Tan hondo vivía ese ‘carisma’ –el de las MC-, que un año después profesé como Laico Misionero de la Caridad (consagrado que no vive en una Comunidad Religiosa, sino en el ‘mundo’ con su propia familia), haciendo mis Votos... y así he llegado al día de hoy, como un continuo y perseverante proceso de ‘metanoia’ purificante y ‘kenosis’ por amor –el que Dios pone de su Amor en mi corazón, que es el único y verdadero- a Dios y a las almas y a su salvación, como Voluntario y LMC en el Hogar de las Misioneras de la Caridad de Madrid (donde tienen acogidas personas mayores indigentes, personas con VIH y personas extranjeras transeúntes), haciendo cosas ordinarias con una amor extraordinario (el Amor que Dios nos regala).

    Confieso que sin Jesús, yo, por mí mismo jamás lo haría. Pero, con Él –porque Quien lo hace es Él a través nuestro, siendo nosotros sus instrumentos-, en Él y por Él lo hago, aunque a veces duela. También confieso que haya sido como haya sido el día, al final de cada día el alma tiene una alegre paz que la repone para el día siguiente. Decía Madre Teresa, hay que amar hasta que duela y la medida de ese dolor será la que se tiene de amor. No soy ni un Gestor, ni un Trabajador Social, ni ningún tipo de operario, sino un instrumento del Amor Misericordioso de Dios.

    Todo es tan fácil como abandonarse a Dios, dejarse hacer por Él, amar y perdonar. Todo es dificilísimo o imposible sino se hace con, por y en Dios, dejándose Amar por Él. Dios nos creó para amar (a Él y a los demás) y ser amados (por Él por los demás)… y nos dio el tiempo de una vida para tomar la decisión más importante de la misma: cómo queremos vivir la vida eterna (plena) con Él o sin Él.

    Todo lo que he escrito, lo he hecho gracias a Dios, para mayor honor y gloria de Dios, como testimonio de mi fe vivida en Dios.

   Que Dios bendiga y guie a todos los que lean este testimonio mío y el Espíritu Santo sobre en todos ellos.

                                  José Luis Campo Campo

Escrito por José Luis Campo Campo el 12/02/2013 a las 08:28

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Comentarios (2)

  • 12-02-2013 a las 17:35 #1

    Santiago

    Martín Castellano

    foto de Santiago Martín Castellano

    Estimado José Luis: He de reconocer en tu testimonio el indudable mérito personal, con la ayuda del “Espíritu”, como todas las cosas en las que el Amor está por medio. Sin duda alguna requiere muchos desprendimientos (véase Corintios I, 13). Generalmente ,lo indicas en uno de los párrafos, nos creemos dueños de todo lo nuestro, capacidades, esfuerzos, iniciativas etc, y debido a ello nos rodeamos de una aureola que nos da poder de decisión para juzgar sobre los actos de los demás.; por ello es difícil que nos entren por los oídos algunos de los mensajes del Evangelio, como El Hijo pródigo, la oveja perdida, la parábola de los trabajadores de la viña. Nos desmontan todos los esquemas en los que en la actualidad nos reconocemos encuadrados. Hemos de darnos cuenta y reconocer que donde se da el desprendimiento incondicional de la actitud de cualquier, en beneficio de su prójimo, alli se encuentra Dios; si además está la fé este es un valor añadido. Es la fé la que hay que revitalizar día a día y alimentarla, por ello no debemos descuidar el estudio de Las Escrituras. Es como en trabajo profesional que teníamos no hace muchos años cada uno, en el cual debíamos estar renovando y reciclando cada poco tiempo nuevos métodos, tecnologías y demás Como mencionas el tema de comprender las Escrituras, mi opinión es que no es tan sencillo, pienso que es muy difícil si se va por libre. Es necesario, ponerla al día, en grupos de la propia comunidad, estudiar los géneros literarios, las tradiciones, a quien se dirigían los que escribían los textos sagrados en su momento, cómo debemos actualizar los distintos mensajes para traerlos a nuestras comunidades, etc.. Me alegra y admira tu disposición a los más desfavorecidos y marginados. Un abrazo Santiago M. C.